PRI: fin de ciclo; Frente Opositor y la transición pensada por Colosio

Por más que la propaganda priísta quiera desvirtuar el sentido del Frente Ciudadano por México, la agenda de la alianza opositora no es otra que la que el PRI tuvo la oportunidad de encabezar pero que decidió desdeñar: la transición de México del sistema/régimen/Estado priísta a una organización republicana.

En 1994, luego de que el PRI ganó las elecciones presidenciales y las legislativas, el entonces jefe de la nueva bancada priísta, José Francisco Ruiz Massieu, diseñó la propuesta política del PRI posterior al asesinato de Colosio: la transición a la democracia. Y lo hizo con la claridad de las posibilidades: “las transiciones las hacemos los dinosaurios”, explicó. Sólo que el salinismo dio cuenta de su vida y truncó esa posibilidad, como ya había ocurrido seis meses antes con el asesinato de Colosio y su sistema político democrático del discurso del 6 de marzo.

Las posibilidades siempre estuvieron en la mesa: el tránsito de México a la democracia no se cruzaba con la continuidad del modelo neoliberal de desarrollo; al contrario, una república con prácticas democráticas habría de disminuir las tensiones del proyecto salinista de mercado y le daría nuevas bases de legitimidad, pero a cambio de bajar el dominio priista autoritario.

La agenda de reforma de régimen del Frente Ciudadano por México coloca al PRI ante el espejo de sus propias limitaciones políticas. La continuidad del modelo neoliberal con un presidente priísta de la república le daría prioridad al mercado –es decir: la concentración de la riqueza en pocas manos–, en tanto que la agenda del FCPM es la reforma del viejo régimen priista.

El debate en torno al fiscal y la paralización por horas del poder legislativo ilustró la dimensión del agotamiento del sistema político autoritario: la movilización de la oposición, la prensa crítica y las organizaciones sociales autónomas fue mayor a la mayoría-minoritaria del PRI y sus aliados PVEM, Encuentro Social y Nueva Alianza y la tensión dinámica entre dos fuerzas encontradas liquidó la intentona oficial de un fiscal priísta.

Lo peor para el PRI fue el hecho de que la disputa por el fiscal puso el marco de referencia del debate electoral del 2018 más allá –y bastante lejos– de la continuidad del modelo económico neoliberal: la construcción de un nuevo equilibrio de fuerzas, poderes y discursos. Y si en Los Pinos saben leer el escenario estratégico, el contexto real de la elección presidencial será la política y la nueva correlación de fuerzas sociales.

Es decir, que la permanencia del modelo económico de mercado no dependerá de las garantías de un candidato priísta economista, sino de la exigencia de un candidato político que ofrezca una agenda de transición del sistema/régimen/Estado. El dato mayor es sencillo: sin el control del discurso histórico que ha llevado al PRI a una mayoría de apenas un tercio electoral, la sociedad no está exigiendo hoy un nuevo modelo económico o la corrección drástica social del vigente, sino que está participando para construir las bases de una verdadera república política y social.

El escenario nacional hoy es políticamente similar al de 1994, sólo que sin rupturas sistémicas. El desafío del régimen priísta no radica en mantener la continuidad neoliberal, sino en diseñar una propuesta de agenda de reformas que Colosio previó en 1994 pero que no lo dejaron aplicarlas.

 

Política para dummies: La política es la memoria de lo que pudo haber sido y no fue…, pero que puede llegar a ser a favor o en contra.

 

Sólo para sus ojos:

  • El PRI recuerda al brabucón de cantina que anda provocando a los tomadores hasta que uno le da una paliza. Ya en camilla rumbo a la ambulancia, el bravucón dice: “deberían ver cómo le dejé los puños al otro, no podrá usar las manos en semanas”. En el caso de la instalación de la Cámara y el caso del procurador-fiscal, el ganador fue Ricardo Anaya, y gracias a la tozudez del PRI de querer imponer a Raúl Cervantes Andrade.
  • Dicen en los pasillos del poder que el más enojado por las veleidades del PRI de querer imponer al fiscal y luego recular ha sido el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, porque su intención fue empujar a Ernesto Cordero Arroyoy aliados hasta el final, pero el PRI prefirió dar marcha atrás y quitarles la escalera a los arribistas panistas.
  • Y viene otra crisis en el PRI: el revés del INE a los nuevos estatutos que beneficiará a chapulines. La militancia derrotada va por el escándalo.

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