Toma fuerza culto a la personalidad de Xi Jinping en China

El pueblo donde trabajó de niño es hoy un altar, un árbol que él plantó, un ícono. La prensa oficial lo adula permanentemente, empresarios privados elogian sus discursos y las universidades dedican departamentos enteros a estudiar sus teorías.

En el inicio de su segundo período de cinco años como líder supremo del Partido Comunista chino, Xi Jinping es el centro de intensos esfuerzos por crear un culto a la personalidad como no se veían desde la muerte del fundador de la República Popular, Mao Zedong, en 1976.

Los esfuerzos van desde lo trivial hasta manifestaciones casi histéricas, como cuando la Televisión Central de China arrancó su noticiero nacional de la noche el viernes con más de cuatro minutos de aplausos a Xi en un encuentro con ciudadanos que le daban muestras de adoración.

“Soy un servidor del pueblo”, le dijo Xi a un lugareño analfabeto en una larga semblanza difundida el viernes por la agencia Xinhua, en la que se lo describía como un “timonel sin igual”. Agregaba que Xi sacó a 60 millones de personas de la pobreza en su primer término, una estadística que los medios oficiales repiten hasta el hartazgo.

Un traductor ruso estaba tan asombrado con un discurso de Xi, indicó Xinhua, que no almorzó ni cenó para poder terminar de estudiarlo.

“Estamos en una nueva etapa del movimiento de creación de un dios, similar a lo sucedido en la era de Mao”, expresó Zhang Lifan, comentarista político de Beijing. El acceso a la internet y a otras fuentes de información, no obstante, conspiran contra los esfuerzos del partido y dan pie a proclamas más bien vacías que buscan mostrar lealtad en momentos en que las ideas contrarias a las del gobierno pueden traer serias consecuencias, acotó.

“En la era de Mao, mucha gente creía en él de corazón”, indicó Zhang.

“Pero ahora, todo esto es para impresionar, para mostrarle a los líderes su lealtad y protegerse ellos mismos. Es todo un montaje”.

La reciente visita del presidente estadounidense Donald Trump a Beijing ofreció a Xi la oportunidad de exhibirse como un líder de estatura mundial, que representa una vieja cultura que busca recuperar su sitial de honor. Xi y su elegante esposa, la cantante Peng Liyuan, recibieron a los Trump en el palacio de la Ciudad Prohibida y firmaron acuerdos por unos 250 billones de dólares.

La confirmación de Xi como secretario general del PC en el congreso quinquenal del mes pasado fue un momento apoteósico. Su nombre fue incorporado a la constitución del partido junto a los de Mao y de Deng Xiaoping, quien puso en marcha reformas económicas en 1979. Xi se afianzó así como el líder más fuerte que tiene China desde Mao.

Las autoridades provinciales no perdieron tiempo en buscar formas creativas de adular su conducción. Un grupo visitó un árbol que Xi plantó hace ocho años en Lankao, una localidad de la provincia de Henan.

“Como una refulgente bandera roja, les dice a las masas de afiliados al partido que no olviden su misión, que mantengan el curso y sigan hacia adelante”, señaló un diario local.

Algunos medios noticiosos provinciales están ensayando nuevas formas de adulación. Un diario de la provincia sureña de Guizhou habló del “Gran Líder Xi Jinping”, usando una expresión de la era de Mao.

También llueven elogios de algunos de los magnates y conglomerados más ricos de China. Wang Jianlin, cabeza del Dalian Wanda Group, abocado a los bienes raíces, dijo sentirse “abrumado por las emociones” que le generó el discurso de Xi en el congreso del PC, según un diario de Beijing.

Cheng Feng, cofundador y secretario del Partido Comunista del HNA Group, que tiene una aerolínea privada e inversiones inmobiliarias, dijo hace poco ante miles de empleados que “la principal razón de los grandes logros a nivel mundial es que nuestro partido tiene como secretario general a Xi Jinping”, manifestó Cheng.

El gobierno de la provincia de Zhejiang, donde Xi fue secretario de PC local durante cinco años, lanzó una campaña llamada “Mi frase favorita de Xi Jinping”, que trae a la mente el “Pequeño libro rojo” con citas de Mao.

El culto a la personalidad de Xi evoca su origen. Es hijo de uno de los compañeros de armas de Mao, Xi Zhongxun, que llegó a viceprimer ministro y fue muy admirado por los cuadros del PC. Durante su adolescencia e incluso de veinteañero, su padre cayó en desgracia durante una purga de Mao y Xi pasó seis años viviendo en algo parecido a una cueva, haciendo trabajos forzados en la provincia de Shaanxi.

Hoy, el pueblo donde trabajó, Liangjiahe, es sitio de peregrinaje para los afiliados al PC.

Para no ser menos, universidades de todo el país han creado centros de estudio del “Pensamiento de Xi Jinping”.

Este tipo de reverencia no es inusual en la cultura política china y es difícil determinar la verdadera popularidad de Xi. Pero la presencia de la imagen del líder en la propaganda oficial evoca en algunos dolorosos recuerdos de la agitación de las décadas de 1960 y 1970, cuando Mao llegó a ser considerado casi un dios.

“El culto de la personalidad le hizo mucho daño a la nación china. Y mucha gente tiene eso bien presente”, dijo Hu Xingdou, comentarista político de Beijing.

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