‘Dos veces tú’, narrada desde lo emocional entre la teoría cuántica

Redacción: Ciudad de México. Jacobo Grinberg es un científico mexicano que desapareció misteriosamente en 1994.

Dejó unos 50 libros, una fundación de estudios sobre la conciencia, así como innumerables investigaciones en torno a universos paralelos y metafísica… temas etéreos, extrasensoriales y de la mente que impulsó desde que egresó de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también cursó sicología. Además, poseía un doctorado obtenido en el New York Medical College.

Este personaje fue esencial para el realizador Salomón Askenazi, director de la película Dos veces tú, que este viernes comenzará a exhibirse en salas mexicanas y cuya sinopsis señala: luego de un juego inocente en el que dos mujeres jóvenes deciden intercambiar maridos tras una fiesta, conducen a sus respectivas casas con el esposo de la otra como copiloto. Uno de los coches, con ambos tripulantes, sufre un accidente.

Pareciera una película convencional, como muchas mexicanas que se ven en cartelera hoy día, pero Dos veces tú centra su esencia en la metafísica.

Desde que escribió el guion, Salomón Askenazi se propuso crear una pieza narrativa diferente. Así se presentó el proyecto ante el Instituto Mexicano de Cinematografía, que apoyó a la producción bajo el estímulo fiscal Eficine.

Ya en el cuarto de edición, donde verdaderamente se hacen los filmes (como han dicho los grandes cineastas), la historia fue mutando para mostrar que los seres humanos somos simplemente energía.

Es una metáfora cinematográfica. Al menos es lo que quiso exponer Askenazi, quien dio una vuelta a su historia a partir de los razonamientos del científico Jacobo Grinberg, pues vivió una transformación luego de conocer las teorías del investigador.

No es una cinta fácil de entender en los términos más clichés de la narrativa del cine. Puede ser un drama o un thriller sicológico. La idea es que el espectador sea el coguionista de la historia. Ha sido emocionante escuchar a la gente que, luego de ver el filme, expresa lo que le significaron los temas. Es una invitación al auditorio a interpretar, a no dejar claro todo al final, comenta a La Jornada Salomón Askenazi.

Agrega que, inconscientemente, quedó una cinta que tiene muchas capas, en las que la gente puede clavarse, si así lo desea.

El realizador, quien ya debutó con Ocean Blues, presenta un largometraje bien ejecutado, con buena fotografía, montaje y una profunda sonoridad, adecuada a un mundo metafísico, que espero la gente lo pueda captar, sostiene.

Existen universos paralelos y Salo, como lo llaman sus amigos, está metido en ellos, porque, dice, conllevan temas como los de un “mundo físico en el que todo es energía –todo está conectado– y en el que el tiempo y el espacio no son lineales. Por eso decidimos hacer una narración desde el plano emocional”, en medio de las teorías cuánticas y el estudio en el que el espacio es una ilusión del cuerpo físico.

Todo esto lo manejaba Jacobo Grinberg, a quien nadie conocía y que está desaparecido desde hace años. Quizás esté en otro plano.

Inmerso en un universo abstracto

Para Askenazi todos los temas de la cinta han cambiado su perspectiva del mundo. Hasta que terminó la edición, supo que estaba inmerso en un universo abstracto, comenta.

Conectar con el auditorio es el paso final. Pero Askenazi sabe que su película es complicada, pero el que entre a la sala y se conecte con el viaje, lo disfrutará mucho.

En el contexto de la película se manejan tópicos como la experiencia del duelo desde la perspectiva judía, además de las relaciones actuales de pareja entre los miembros de esa comunidad.

Askenazi es judío y para la cinta se inspiró en su esposa y su prima, también de esa religión. Él quería respetar la naturaleza de que la historia ocurriera en ese mundo; meter el judaísmo como contexto. Hay temas interesante de éste que tienen peso en la historia, pero no es lo central y eso le da una sustancia diferente.

Es decir, quería que la la película estuviera enmarcada en la vida de judíos, pero que no fuera tan judía.

El elenco de Dos veces tú está integrado por Melissa Barrera, Anahí Dávila, Daniel Adissi, Mariano Palacios, Mercedes Hernández y Alberto Lomnitz, entre otros.

El soundtrack, que ya se puede conseguir en Spotify, es de Daniel Adissi y Sebastián Zunino, y la fotografía es de Beto Casillas.

Noticias

Síguenos en redes