Probabilidades de vida en el universo y de vida inteligente

Redacción

La humanidad lleva bastante tiempo preguntándose si estamos solos en el universo. Sabemos por el registro geológico que la vida en nuestro mundo comenzó relativamente temprano, tan pronto como el ambiente de nuestro planeta fue lo bastante estable para permitir la vida. También sabemos que el primer animal, de cuya cadena evolutiva surgió finalmente el Ser Humano, la única especie de nuestro mundo que ha erigido una civilización tecnológica, tardó mucho más en evolucionar, cerca de 4.000 millones de años.

Sin embargo, a pesar de saber cuándo apareció la vida en nuestro planeta, aún se desconoce cómo exactamente fue generada. Un conocimiento lo bastante preciso del proceso que condujo a la creación de vida permitiría calcular, con una fiabilidad mucho mayor que la hoy alcanzable, la probabilidad de encontrar vida en otras partes del universo y la de hallar vida que además sea inteligente.

A falta de este conocimiento, cabe recurrir a la información sobre los pasos evolutivos clave de la vida en la Tierra y hacer estimaciones basadas en esos datos. El astrónomo David Kipping, de la Universidad de Columbia en la ciudad estadounidense de Nueva York, ha realizado un análisis mediante la técnica estadística conocida como inferencia bayesiana, mostrando que es una vía aparentemente eficaz para hacer estimaciones sobre las probabilidades de existencia de vida simple y existencia de vida inteligente en otros mundos.

Para llevar a cabo su análisis, Kipping organizó en forma de preguntas los puntos a explorar, basándose en la frecuencia más probable con la que la vida y, a partir de esta, la vida inteligente, resurgirían si la historia de la Tierra se repitiera una y otra vez, con pequeñas variaciones impuestas por las probabilidades.

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La nueva investigación ha analizado las probabilidades de existencia de vida en el universo y las de vida inteligente. (Ilustración: Jorge Munnshe para Amazings / NCYT)

Enmarcó el problema en términos de cuatro posibles respuestas: la vida es común y a menudo evoluciona hasta dar lugar a vida inteligente, la vida es rara pero a menudo evoluciona hasta dar lugar a vida inteligente, la vida es común y rara vez evoluciona hasta dar lugar a vida inteligente, y, finalmente, la vida es rara y rara vez evoluciona hasta dar lugar a vida inteligente.

A partir de estas cuatro hipótesis, Kipping usó fórmulas matemáticas bayesianas para sopesar los modelos y compararlos entre sí. “Un resultado clave es que cuando uno compara los escenarios de vida rara versus los de vida común, los escenarios de vida común son siempre al menos nueve veces más probables que los de vida rara”, destaca Kipping.

El análisis se basa en la evidencia de que la vida surgió dentro de los 300 millones de años transcurridos desde la formación de los océanos de la Tierra, un comienzo muy rápido en el contexto de la historia de la Tierra.

La conclusión de Kipping es que si los planetas con condiciones ambientales y calendarios de evolución química similares a los de la Tierra son comunes, entonces no sería difícil que la vida surgiera espontáneamente en otros planetas. ¿Y cuáles son las probabilidades de que esta vida extraterrestre de cada planeta pueda ser compleja y finalmente inteligente? Aquí, la investigación de Kipping ofrece resultados menos rotundos, encontrando solo un 60% a favor de la vida inteligente, frente a un 40% en contra.

Este último resultado proviene sobre todo de la relativamente tardía aparición de la humanidad en la ventana cronológica de habitabilidad de la Tierra, sugiriendo que su desarrollo no fue un proceso fácil ni asegurado. “Si volvemos a jugar con la historia de la Tierra, la aparición de vida inteligente es en realidad algo poco probable”, afirma Kipping.

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