“Como puercos, tienen a nicaragüenses”

Redacción

“A esos nicaragüenses los tienen encerrados como chanchos

[puercos], cercados por una alambrada… son seres humanos. Están rodeados por tropas del ejército de Nicaragua. Sólo hay un inodoro, pero sin agua. Cada uno tiene que llevar un recipiente con agua para usarlo. Están en condiciones totalmente inhumanas. Es realmente increíble que esto esté pasando aquí en nuestro hemisferio”.

El dramático relato denunció la situación en que están unos 350 nicaragüenses dentro de Nicaragua, junto a la raya fronteriza con Costa Rica, y fue hecho en una entrevista por la estadounidense Tanya Mroczek-Amador, directora de Corner of Love Ministries, organización no estatal internacional de ayuda humanitaria a los migrantes.

“Es bien feo. Los tienen acorralados así, como animalitos, como cuando tienen chanchos o algo así, con cercas y todo alrededor y no se pueden ir. Están como animalitos: es realmente terrible. Y lo más feo, lo más terrible, es el fuerte calor. Hay algunos que ni siquiera tienen zapatos. No sé cómo llegaron hasta allí”, describió.

En una corriente humana que se acumuló la semana anterior y que llegó a superar las 500 personas, los nicaragüenses quedaron imposibilitados de ingresar a su país porque el gobierno de Nicaragua condicionó su entrada a la presentación de un certificado de salud para demostrar que están libres del coronavirus. El número bajó porque muchos huyeron de vuelta a Costa Rica.

La aglomeración, que se registró en el puesto limítrofe de Peñas Blancas, al noroccidente de Costa Rica y al suroccidente de Nicaragua, se formó con más de 500 nicaragüenses que vivieron ilegalmente en suelo costarricense y postularon como refugiados, pero optaron por retornar voluntariamente a su tierra natal.

No obstante, el requisito del documento de salud les dejó sin esa opción y quedaron retenidos en un limbo porque salieron legalmente de Costa Rica y fracasaron en entrar legalmente a Nicaragua. Costa Rica, que desde hace unos 50 años es el principal destino de la migración nicaragüense, condicionó su reingreso a reglas migratorias.

Por su labor de auxilio al acudir dos veces cada día desde el sábado anterior a entregar alimentos a los nicaragüenses a la guardarraya, y sin salir de Costa Rica, Mroczek-Amador atestiguó el hacinamiento. “Están acorralados por [fuerzas] antimotines de Nicaragua, que tienen control sobre ellos”, contó.

Por orden del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, el ejército de Nicaragua envió tropas especiales la semana pasada a Peñas Blancas para bloquearles el tránsito. Ninguna fuente oficial nicaragüense respondió a las consultas de este diario sobre este conflicto.

“Tienen en común que son totalmente indocumentados. Tal vez tenían carnet de refugio y lo devolvieron [a Costa Rica]. Muchos no poseen ningún documento. Quizás sólo tienen una foto de su cédula [de identidad] nicaragüense guardada en su teléfono celular. No tienen pasaporte. Nicaragua les pide pasaporte, prueba de que son negativos de Covid-19 o de haber pasado una cuarentena regulada [en el exterior]”, detalló.

El grupo varado en Nicaragua carece de esa papelería. “Algunos tal vez tienen una foto en su teléfono de que alguna vez se hicieron un test. Nicaragua no acepta eso (…) Están sin documentos [de viaje] ni de pruebas. Lo más probable es que pasarán de nuevo a Costa Rica, porque tienen muchísimo miedo de seguir hacia Nicaragua (…) los vigilan con armas”.

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