Cuando el crecimiento corporal implica aumentar la cantidad de brazos

Redacción

El código genético del Ser Humano determina que deben crecernos dos brazos y dos piernas. Cuatro extremidades son también las que deben desarrollarse en los demás mamíferos terrestres. La cantidad de aletas que debe tener un pez y las de patas y alas que debe tener un insecto están también indicadas en su código genético. Las anémonas de mar, sin embargo, desafían esta regla y su crecimiento corporal ocurre de un modo muy distinto, manifestándose en la cantidad de tentáculos o “brazos” que se desarrollan en su cuerpo.

Hasta ahora no ha estado claro qué regula en el crecimiento corporal de la anémona de mar la cantidad de tentáculos que pueden desarrollarse en ella. El equipo internacional de Aissam Ikmi, del centro que el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL) tiene en la ciudad alemana de Heidelberg, ha demostradoque la cantidad de tentáculos que le crecen a una anémona de mar como parte de su crecimiento corporal general depende de la cantidad de comida consumida. El control de la cantidad de tentáculos por la ingesta de alimentos hace que la anémona de mar se comporte más en su crecimiento corporal como una planta que desarrolla nuevas ramas que como un animal en el que crece una extremidad, tal como razona Ikmi. Definir qué factores ambientales desencadenan los cambios morfológicos vinculados al crecimiento corporal es una cuestión especialmente importante dada la longevidad de las anémonas de mar, ya que en algunas especies hay individuos que viven más de 65 años.

Los científicos han demostrado que el crecimiento de nuevos tentáculos se produce no solo como parte del crecimiento corporal inicial cuando la anémona de mar es joven, sino también a lo largo de la etapa adulta.

Aunque son varias las situaciones que pueden llevar en la anémona de mar al crecimiento de un nuevo tentáculo, cuando dicho crecimiento ha finalizado, el tentáculo resultante es morfológicamente indistinguible de los demás, incluso cuando han surgido en diferentes episodios de crecimiento corporal de etapas distintas de su vida.

[fusion_builder_container hundred_percent=

Estas cuatro imágenes muestran el proceso de desarrollo de los tentáculos característicos del proceso de crecimiento corporal de una anémona de mar. (Imágenes: Anniek Stokkermans / EMBL)

“Si los humanos pudiéramos hacer lo mismo, significaría que cuanto más comiéramos, más brazos y piernas nos podrían crecer”, destaca Ikmi. “Imagine lo útil que sería si pudiéramos activar esto cuando necesitásemos reemplazar miembros dañados”.

Cuando Ikmi y sus colegas estudiaron los lugares en los que se forman los nuevos tentáculos, encontraron que las células musculares marcan, por así decirlo, los futuros sitios de los nuevos tentáculos. Estas células musculares cambian su firma de expresión genética en respuesta a la comida. La misma señalización molecular empleada para construir tentáculos en las anémonas de mar también existe en muchas otras especies, incluyendo el Ser Humano. Hasta ahora, sin embargo, su papel se ha estudiado principalmente en el desarrollo embrionario. “Las anémonas de mar nos muestran que es posible que los nutrientes no se conviertan en un exceso de grasa almacenada, como ocurre en todos los mamíferos, sino que se transformen en una nueva estructura corporal, subraya Ikmi”.

[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]