Palacio de los Deportes, legado de los Olímpicos del 68

REDACCIÓN

Se estrenó el 8 de octubre de 1968 con el Ballet del Siglo XX de Maurice Béjart; fue construido para los Juegos Olímpicos, primeros de Latinoamérica; pasados los años el Palacio de los Deportes, obra del arquitecto Félix Candela, se convirtió en un escenario multicultural y multifacético además de un símbolo de la arquitectura de la capital.

Su gran domo de cobre, una cúpula geodésica –con forma de esfera– es uno de los emblemas de la Ciudad de México. Su llamativa estructura, por la que una revista estadounidense en la década de los 60 lo llamó “El Palacio de los Mil Soles”, da identidad a la zona Oriente de la ciudad.

Aunque en su nombre lleva el espíritu deportivo y está afincado en la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, este gran domo ha sido, por cinco décadas, escenario de eventos culturales, musicales, deportivos, y de ferias y exposiciones comerciales de todo tipo.

Su forma es una de sus virtudes, pero es también uno de sus defectos. Al ser ideado para la actividad deportiva, el Palacio de los Deportes, a pesar de las modificaciones, no ha podido resolver su mala acústica.

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