Aniversario del Grito de Dolores, oportunidad para repensar la narrativa histórica de la gesta de Independencia

Redacción.

La conmemoración del 209 aniversario del Grito de Dolores, en el marco de la cuarta transformación, obliga a repensar la narrativa histórica que acompañó a la gesta de independencia desde los primeros textos escritos por Lucas Alamán.

Esta reflexión lleva a pensar: ¿Por qué hubo una revolución en 1810? Lo que se responde con estudios de la situación económica y social de la época, que han demostrado que en las minas de Nueva España y las regiones que las alimentaban, muy particularmente el Bajío, se había generado un perverso sistema social, basado en la explotación extrema de los peones de las haciendas y la esclavitud o semiesclavitud de los operarios de las minas.

Los peones, en el Bajío eran mayoritariamente “indios laboríos”, es decir, indígenas que no vivían en comunidad y no estaban protegidos por las leyes de indios, esto es, tenían todas las desventajas ser indígenas y ninguna de las ventajas de pertenecer a una comunidad. Los detrimentos eran de orden económico social: en un orden estamental, los que se definían como españoles tenían “privilegios jurídicos y políticos” de los que carecían los indígenas y las “castas”, es decir, todos aquellos no “españoles” resultado de diversos mestizajes entre españoles, indígenas y africanos.

De esta manera, la lucha no solo tuvo motivaciones políticas, como ha reiterado la narrativa histórica broncínea, tuvo causas profundas en los agravios, la injusticia y la opresión que sufrían las mayorías.

La guerra de Independencia fue destructiva, mortal, para la economía de los poderosos, pero se tradujo en una “campenización” de la vida pública: sí, se transformó de manera definitiva la vida social: quienes recorrieron aquellos campos 20 o 30 años después de la lucha los encontraron poblados por campesinos libres e iguales… y se erradicaron las hambrunas. No solucionaron todos sus problemas y muy pronto tendrían que enfrentar otros nuevos, pero nunca volvieron a existir la esclavitud ni el tributo, ni las epidemias de hambre.

Los peones y campesinos sin futuro incorporados masivamente a la revuelta se convirtieron en rancheros que se alimentaban a sí mismos y no a los amos y a las minas.

Lo que ocurrió en México en 1810 fue un movimiento político que rompió el régimen colonial que se expresaba en la explotación económica y el dominio político en términos culturales. Los campesinos se alzaron en armas con propósitos políticos, sociales y económicos. La abolición del tributo y la esclavitud fueron la victoria popular más contundente; el colapso del orden político colonial, su consecuencia más duradera.

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