Salvar el medio ambiente de la austeridad republicana

por José Buendía Hegewisch

El discurso presidencial conserva casi el monopolio de la narrativa nacional montado en la grieta histórica de la desigualdad y la pobreza. Pero su dominio de la palabra pierde cada vez más influencia en temas de género y medio ambiente, a los que el presidente López Obrador no les entiende y deja fuera de su agenda. Por eso esas zonas de su silencio están cada vez más en el radar de preocupaciones de la 4T, dado que allí pueden surgir discursos alternativos y más autónomos que los de la oposición partidista. Los defensores de causas civiles despiertan orillados porque la austeridad republicana causa un profundo retroceso a la lucha de las mujeres contra la violencia y a la sustentabilidad medioambiental.

Los severos recortes a instituciones medioambientales y de mujeres tienen la política pública al borde de la inanición en ambos temas. Por tratarse de causas identificadas normalmente con agendas progresistas y de izquierda, las ONGs habían mantenido un silencio deferente con el primer gobierno emanado de ese lugar del espectro político. Pero el desmantelamiento de la protección al ambiente y recursos naturales, con un recorte presupuestal de 75%, ha terminado por activar la protesta contra una política energética que camina en sentido contrario a la transición energética en el mundo.

Las denuncias de despidos masivos de personal especializado, cancelación de fideicomisos y el abandono de funciones de inspección y vigilancia del medio ambiente acabaron de romper la pasividad de organizaciones civiles, las cuales ven un retroceso hasta los años 80´s, cuando el país comenzó a interesarse por ellos con la apertura económica. El último decreto de austeridad pone en peligro de extinción a la Conabio y el funcionamiento de la Conap ampliamente alertado en campañas en redes. Por su parte, el Colegio de biólogos reclamó en carta a López Obrador colocar en entredicho la sustentabilidad medioambiental del país, pues en sus 18 meses de gobierno la capacidad para cuidar los recursos naturales se redujo en un 80%, mientras preserva de la austeridad proyectos con alto impacto ambiental como el Tren Maya, Dos Bocas o el corredor de istmo, y reactiva viejas refinerías altamente contaminantes, como la de Tula. Reclaman volver a la agenda y evitar que distractores del espectáculo electoral los dejen fuera del debate mientras la austeridad republicana seca el medio ambiente.

El reclamo sordo contra la apuesta “salvadora” de petróleo ha crecido con la crisis económica y el freno a las energías renovables por cambiar las reglas de juego del mercado eléctrico, aunque fueron suspendidos indefinidamente por un juez ante amparos de las empresas. El gobierno modificó las condiciones de los contratos aduciendo que eran leoninas para el Estado, pero el caso se ha convertido en símbolo de que el discurso de recuperar los recursos naturales de la nación sólo aplica para las energías fósiles. No ven ninguna otra.

Los llamados a no abandonar la transición energética en el camino de la crisis económica abren un amplio flanco de competencia a la hegemonía discursiva de López Obrador porque es un terreno olvidado por su narrativa, al igual que los asuntos de género. Para ambos temas no ha habido más que evasivas o, de plano, la negación, pese a que en el caso de las mujeres no funcionó en las protestas desde las manifestaciones de marzo pasado contra el recorte de los programas de género y que ahora provocan campañas como #nosotrastenemosotrosdatos contra la negativa presidencial sobre el aumento de la violencia de género en la pandemia.

La 4T sabe que el medio ambiente y la política de género son terreno fértil para la crítica al gobierno y material para armar una narrativa alterna a la oficial. Por eso tiene el foco puesto en esas organizaciones, mucho más riesgosas para el control de la agenda que el discurso contestatario de la oposición política sin una visión de país que hoy rivalice con la de López Obrador. El despertar de la sociedad civil es también una oportunidad para la reconfiguración del discurso de la oposición si quieren disputar la narrativa a la 4T. Por eso los focos de atención estarán en el movimiento de las ONGs, que ya comienzan a preocupar al Presidente porque con ellas tiene seco el discurso.